Aunque aparentemente ambos términos, utilizados en sistemas destinados a captar firmas manuscritas, son equivalentes, existe alguna sutil diferencia.
Decimos que la firma es en “tablet” si se usa un “tablet” tal como los dispositivos autónomos con display, procesador, memoria y comunicaciones propias que no dependen de otro dispositivo para alojar el programa principal. Se incluyen equipos como los iPads y los basados en sistema operativo Android o Windows Phone. así como los “phabletes” y “smartphones”
En cambio la firma es en “tableta” cuando un dispositivo específico de captura de información manuscrita (que puede no ser solo de firma) se conecta a un ordenador que es el anfitrión de la aplicación informática que gestiona la firma.
En el primer caso, es preciso contar con mecanismos de administración específicos como MDMS (Mobile Device Managemenst Systems), mientras que en el segundo caso se tiende a usar mecanismos de gestión de equipos inventariables que lo vinculan a la estación de trabajo.
Frecuentemente las firmas manuscritas gestionadas a través de “tablets” o “tabletas” finalmente se integran en documentos gestionados en servidores centralizados con fuertes medidas de securización de las evidencias electrónicas que incluyen cifrado. Por esa razón, pocas veces las soluciones de firma digitalizada gestionan autónomamente el dispositivo, sino que lo consideran un componente de un sistema más complejo.