No cabe duda de que firmar electrónicamente con el DNI electrónico da lugar a una firma cualificada, ya que según el Reglamento UE 910/214, en la defición de su artículo 3 se indica:
«firma electrónica cualificada», una firma electrónica avanzada que se crea mediante un dispositivo cualificado de creación de firmas electrónicas y que se basa en un certificado cualificado de firma electrónica;
Desde el año 2006 todos los Documentos Nacionales de Identidad que se expiden en España son documentos electrónicos, coexistiendo actualmente dos versiones: DNIe y DNI 3.0.
El primer DNIe, expedido desde 2006 hasta finales de 2015 incorporaba, a diferencia de su predecesor, un chip en el anverso con información digital y se presentaba por primera vez en una tarjeta de policarbonato con las mismas medidas que una tarjeta de crédito convencional.
Pese a llevarlo en sus carteras, los ciudadanos apenas lo usan, y este uso suele estar limitado a sus gestiones con la Administración pública.
Según datos publicados por la Administración:
A través de la Administración electrónica, en 2013 los ciudadanos realizaron 370,5 millones de trámites electrónicos (76%) frente a 117,7 millones de trámites no electrónicos (24%). En el primer semestre de 2014, , los trámites electrónicos sumaban 205 millones (78,6%) frente a 55,7 millones de trámites no electrónicos (21,4%).
Sin embargo, según señala en el Informe eEspaña 2014 de la Fundación Orange, el DNI electronico sólo es utilizado por un 0,02% de las personas que lo tienen.
El uso del DNIe requiere el empleo de un lector de tarjeta chip y de la instalación de drivers en el ordenador, y también es necesario que el usuario recuerde la clave de activación de la firma, lo que también supone una barrera a la adopción generalizada.
Es una problemática común al uso de certificados, independientemente de la Autoridad de Certificación que expida los certificados digitales.
Por eso se postulan los sistemas de firma biométrica como alternativa.
Bien implementados (lo que no sucede siempre) son sistemas de firma electrónica avanzada con una seguridad equiparable a la de la firma electrónica cualificada pero de uso más sencillo y con muy baja barrera de adopción y aceptación por los ciudadanos.
La firma biométrica incorpora una tecnología de identificación basada en el reconocimiento de una característica física o de comportamiento atribuible de manera exclusiva a una persona.
Uno de estos sistemas biométricos es el reconocimiento biométrico de rasgos caligráficos de la firma, llamada a veces «firma con tinta digital».
La firma avanzada digitalizada con captación de rasgos biométrico del trazo cuenta con algunas ventajas:
- Es un método natural de firmar para los usuarios, sin barreras de adopción o aprendizaje, y aceptado en cualquier cultura.
- Es independiente de la lengua y de alfabeto.
- La firma, como pauta de comportamiento adoptada por el uso repetido es difícil de olvidar.
- Las imitaciones de firma, que son detectables con técnicas periciales convencionales, son aun más sencillas de detectar con la información dinámica de la firma que captan las tabletas digitalizadoras.
Si se analiza la capacidad de discriminación o individualización de las diferentes técnicas biométricas, la firma manuscrita dinámica es tan eficiente como el reconocimiento facial y el de reconocimiento de locutor por su voz y superior al reconocimiento de Iris.
La tecnología utilizada para la recogida de firmas manuscritas digitalizadas se basa en varios tipos de dispositivos:
- Tabletas pasivas conectadas a ordenadores,
- Tabletas inteligentes, que son verdaderos ordenadores en los que la pantalla es sensible a la presión o se utiliza un puntero que aporta esta información para cada coordenada de la pantalla en la que se apoya
- Teléfonos inteligentes, con pantalla y puntero para la captación de la información.
En estos dispositivos se capta el trazo de la firma representándolo por datos que indican el lapso de tiempo transcurrido entre muestras, y la presión del puntero sobre la superficie correspondientes a las coordenadas espaciales de la pantalla a las que corresponde cada muestra de presión. En algunos casos es posible captar información sobre la inclinación del puntero o los trazos realizados en el aire sin contacto con la superficie de referencia.
Para tener la certeza de que la implementación del sistema es correcta puede ser recomendable respaldarla con una auditoría realizada por personal experto, como el de EADTrust.
Hay que garantizar que la firma biométrica captada no se puede utilizar en otro documento diferente al que el usuario ha visto y leído, y sobre el que ha manifestado su consentimiento. Por este motivo se recurre al cifrado de los datos biométricos en el dispositivo de captura o en el software asociado mediante una clave asimétrica pública cuya clave de descifrado secreta se encuentra bajo la custodia de un tercero de confianza: un notario o una entidad prestadora de servicios electrónicos de confianza PSEC).
Los datos biométricos una vez cifrados son incorporados como metadatos en el documento electrónico firmado, que se puede securizar adicionalmente añadiendo un sello electrónico de la organización o un un sello de tiempo.
La atribución de la firma biométrica al firmante en juicio (o en otros contextos de resolución de controversias) se rige por las reglas generales de la prueba detalladas en la Ley de Enjuiciamiento Civil, y normalmente requerirá de la aportación y ratificación de un dictamen pericial por un experto.
La firma digitalizada biométrica puede incorporarse a Sistemas de Gestión ya existentes mediante un proceso de integración relativamente sencillo. Puede beneficiarse de esta integración cualquier organización que trate de eliminar el papel de la gestión del día a día y de mejorar la eficiencia de sus procesos de relación (consentimientos informados médicos o relativos a la protección de datos de carácter personal, contratos, albaranes, trámites administrativos, retiradas de efectivo en ventanilla, …).
Si necesita más información, contacte con EADTrust llamando al 917160555.